Haití es uno de los países más pobres al mundo, donde la electricidad está disponible solo para poquísimas personas, mientras la gran mayoría de la población puede contar solamente con lámparas a queroseno para la iluminación y con madera de los bosques para otros usos.
Por mucho tiempo Haití ha sufrido problemas en su tendido eléctrico, tanto es así que más del 70% de su población no tiene acceso diario a una fuente de electricidad confiable.
El país cubre la totalidad de su demanda energética con suministros provenientes de Petrocaribe, un proyecto regional que beneficia a 18 países de la región caribeña a los cuales Venezuela abastece de petróleo y derivados en condiciones favorables de pago.
También es parte del Tratado de Seguridad Energética Petrocaribe (TSE), suscrito en 2007, por el cual las naciones firmantes asumieron el compromiso de desarrollar, en la medida de sus posibilidades, proyectos para el impulso de las energías renovables.
Desde 2010 el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorga fondos al gobierno haitiano para desarrollar una nueva infraestructura energética que aproveche el potencial eólico, solar e hidroeléctrico del país.
Entre los proyectos financiados se encuentra la rehabilitación de la planta hidroeléctrica Peligre, la mayor fuente de energía renovable del país.
La institución también financia proyectos para desarrollar el uso de energía solar como fuente de energía en los sectores de la salud y la educación.
Las devastadoras consecuencias ocasionadas por los frecuentes terremotos que sufre gran parte del país caribeño dejan a la población expuesta a los peligros de una inestabilidad social aún presente.
Una acción concreta es la utilización de potabilizadoras móviles, que permiten potabilizar distintos tipos de agua y obtener producciones desde 500 hasta 7.500 litros/día, según la fuente de agua; sólo con la energía de sus tres paneles fotovoltaicos.
El carbón de leña (70% del consumo energético nacional) es la principal fuente de energía en las cocinas de la mayoría de los habitantes de Haití, carentes de energía eléctrica. El resultado es que hoy el área boscosa solo cubre 2% del territorio.
La deforestación es causante directa de la erosión de los suelos, lo cual aumenta la vulnerabilidad de Haití ante eventos climáticos extremos como huracanes, sequías e inundaciones que pueden ser cada año más intensos como consecuencia del cambio climático.
Pero poco a poco la energía renovable se abre paso.
La avenida Toussaint Louverture, una de las arterias principales de Puerto Príncipe, se ilumina cada noche con sus lámparas solares; al igual que otros espacios públicos de esta capital y algunos municipios del país.
La Fundation Nouvelle Grand Anse suscribió un acuerdo con la ONG Cubasolar para crear en la localidad de Dekade un centro de referencia en energía renovable para la región circundante y todo el país.
El presidente electo de Haití realizó a principios de 2017 un recorrido por centrales de electricidad en República Dominicana.
Visitó las instalaciones del proyecto Punta Catalina (2 plantas a carbón), el proyecto Monte Plata Solar y la planta de generación eléctrica del consorcio AES Dominicana; que suple el 40 % de la energía que consume el país.
Es un buen gesto.
República Dominicana y Haití deben normalizar sus relaciones, ya que los dominicanos y haitianos deben trabajar juntos y colaborar para la mejora su matriz de generación energética.
Todo lo que necesitas es Sol. Todo lo que necesitas es Sopelia.