En materia de energía solar térmica, la Argentina ha entrado en un proceso de incorporación de esta tecnología tomando a la construcción como motor para el desarrollo del mercado ante la inexistencia de legislación y normativa que la impulse.
Hay iniciativas aisladas. Existen municipios que cuentan con Proyectos de Ley u Ordenanzas solares, como el de la ciudad de Rosario.
Pero podríamos decir que el sector de la energía solar térmica en Argentina está en pañales.
Hoy 2015, no existe una exhaustiva medición del recurso solar, se comercializan equipos que no han sido sometidos a ensayos ni cuentan con certificación y no hay información estadística del sector.
Generalmente se instalan sistemas termosifón para la producción de ACS en casas rurales y en casas urbanas donde no hay acceso a gas de red. También se instalan equipos para la climatización de piscinas.
Una estimación del año 2009 indica que cerca de 2.000 m² de colectores fueron instalados ese año y que en 2010 se duplicó alcanzando los 4.000 m2.
Los colectores planos constituían entonces 2/3 del mercado con una gran proporción de productos nacionales, siendo de tubo de vacío la mayoría de los colectores importados.
En 2015 se calcula una capacidad instalada por encima de los 30.000 m² de colectores; la mitad de ellos para calentamiento de piscinas exteriores.
La mayor parte de las empresas del sector se encuentran en la Región Central (principalmente en el Gran Buenos Aires) y la Región Noroeste es la que tiene mayor superficie de colectores instalada, seguida por el Noreste.
¿Cómo se podría impulsar el desarrollo sostenido de esta tecnología?
Por parte del sector público exigiría:
– La eliminación de la desventaja competitiva generada por los altos subsidios a la electricidad y al gas de red.
– Sancionar normas y crear incentivos.
– Dar el ejemplo incorporando instalaciones a su infraestructura.
Por parte del sector privado exigiría:
– Introducir mejoras en la calidad de los productos.
– Formar mano de obra capacitada en dimensionado y diseño de sistemas e instalación y mantenimiento.
– Enfrentar el desafío adicional de una competencia extranjera, en algunos casos, con equipos a un más bajo costo y mejores prestaciones que los de fabricación nacional.
Sólo en el sector residencial, se estima un potencial de 6 millones de m2 para la producción de ACS; otros 2,2 millones de m2 en los sectores público, comercial y de servicios, más un potencial importante en las industrias.
Considerando los 20 años de vida útil que tiene un sistema solar térmico, con el nivel de insolación de la provincia de Buenos Aires la inversión se recuperaría en aproximadamente 15 años si la comparamos con el precio actual del gas de red.
Sin embargo, en los casos del gas envasado y de la energía eléctrica, la tecnología solar térmica ya es rentable en muchos lugares de la zona central y norte del país.
Comparándola con el gas envasado, recuperaríamos la inversión del equipo solar térmico en unos 2 años.
Comparándola con el uso de un termotanque eléctrico, recuperaríamos la inversión en el equipo solar en unos 5 años.
Un mercado solar térmico consistente brindaría al país varios beneficios:
– Reducción en la demanda de energía convencional.
– Reducción en la importación de energía
– Reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
– Creación de un nuevo sector económico y de nuevas fuentes de trabajo.
– Creación de una industria nacional con alto valor agregado.