Cuando Federico Redin atendió la llamada telefónica en su oficina de Bahía Blanca (Argentina) se puso contento porque era para solicitar sus servicios de instalación en un nuevo proyecto de energía solar.
Pero cuando llegó a la vivienda dónde se localizaría el proyecto, se dio cuenta de que la instalación tenía cierta complejidad.
Se trataba de una piscina interior de uso continuo con baño, vestuario y cocina.
La piscina estaba cerrada de manera rústica con paredes de ladrillo macizo, aberturas de aluminio con DVH de baja calidad en el cerramiento y techo de policarbonato transparente. Todo un desafío.
Luego de la visita, quedó dando vueltas en su cabeza qué solución adoptar para configurar la instalación de manera óptima.
Apelando a la creatividad característica de los argentinos, Federico adoptó una solución poco convencional: climatizar la piscina mediante suelo radiante (tanto en las zonas de tránsito del recinto como en el vaso de la piscina misma).
De esta forma se lograría climatizar la piscina independientemente del tipo de agua que contenga el vaso y de una forma más eficiente, dado que la climatización convencional de piscinas tiene la inercia negativa del agua en movimiento.
Al calentar el agua de la piscina con una caldera convencional se pone en movimiento el agua con la misma bomba de la piscina, provocando el enfriamiento de ésta por dicho movimiento; lo que disminuye el rendimiento global de la instalación. Por ello se necesita una fuente de energía más potente y con más reacción térmica.
Sabemos que utilizando energía solar no contamos con una gran reacción térmica, es decir, que el tiempo de calentamiento es más lento.
Al climatizar la piscina con suelo radiante, el agua se caliente a través del hormigón, que una vez en régimen posee más inercia térmica y permite a la energía solar mantener ese régimen.
El “vaso” radiante de la piscina y el suelo de la zona de tránsito del recinto reciben aporte de una caldera de gas convencional que se encarga de poner en régimen la instalación y de 7 colectores heat pipe que proveen directamente al circuito (sin intercambiador) de fluido caloportador que transfiere calor en horas de sol.
La temperatura es regulada con una válvula termostática mezcladora para no degradar el suelo con altas temperaturas.
El sistema cuenta con un termostato ambiente para las zonas de tránsito y un termostato para el agua de la piscina.
Luego se discrimina la temperatura del ambiente o del agua con cabezales eléctricos ubicados en el colector del suelo radiante, que separan la parte del vaso de la piscina y de las zonas de tránsito del recinto.
La piscina tiene un sistema de cloración natural por sal (agua salada al 5%) lo que permite evitar el uso de cloro.
Al haber 2 circuitos independientes (el del vaso de la piscina y el del suelo radiante), protegemos a la caldera de calentar agua salada, lo que en poco tiempo causaría daños severos e irreversibles en la misma.
Federico Redin es asesor experto en instalaciones en Sopelia.