Somos testigos de un crecimiento inusitado de la participación de las energías renovables en la matriz energética global.
Pero por qué el ciudadano común no percibe los beneficios y se siente en cierta manera ajeno a este proceso ?
El principal motivo es que esa participación se construye sobre un paradigma de matriz energética ya obsoleto.
Los 3 pilares de la matriz energética del futuro son:
1) Eficiencia energética
En este elemento la variable de mayor peso es el consumidor.
La transformación está relacionada con un profundo cambio en los hábitos de consumo de energía. Hecho que es muy difícil que ocurra en aquellos países con un alto componente de subsidio en sus tarifas energéticas.
El otro aspecto importante y sobre el que los estados sí pueden actuar de manera directa es el estímulo para la adquisición de dispositivos más eficientes.
La eficiencia energética genera una menor demanda y por lo tanto una disminución de la inversión en generación.
2) Energías renovables
En los países importadores de energía (la mayoría en Latam) el desarrollo de las renovables es un instrumento para mejorar la balanza de pagos.
En cualquier país del mundo, un medio para impulsar y hacer más competitiva la economía.
La inversión en un sistema solar es muy elevada en los países que no fabrican equipamiento respecto de los que sí lo hacen.
Vamos a ilustrarlo con un ejemplo concreto: en el mayor productor de módulos solares (China) el valor FOB del W ronda los U$D 0,50. Ese módulo solar puesto puertas afuera de la aduana del país de destino, por ejemplo Argentina, cuesta U$D 1,20 (+ 140%). Si a esto le sumamos el margen comercial de las empresas que los comercializan y el de las empresas que los instalan, el consumidor final termina pagando U$D 2,50 / W (+ 400%).
Las empresas adjudicatarias de las licitaciones públicas de energía renovable en los países en los que no se fabrica equipamiento no pagan aranceles de importación de equipos y están exentos de la mayoría de los impuestos.
Es una utopía a corto y mediano plazo la idea de fabricación local de equipos si el país no tiene capacidad de convertir el silicio en silicio de calidad solar o la tecnología para fabricar tubos de vacío evacuados. Sobre todo si consideramos la agresiva disminución en el precio de los equipos de energía solar de los últimos 5 años.
3) Generación distribuida
Los sistemas de generación distribuida superan a los de generación centralizada en cuestiones de seguridad nacional (atentados, conflictos bélicos, etc.) y continuidad del suministro (catástrofes naturales y cortes por picos estacionales).
La generación distribuida es también una forma de redistribución de la riqueza, brindando la oportunidad al consumidor de generar la energía que consume y la posibilidad de obtener un ingreso por el excedente.
Las nuevas inversiones en infraestructura energética deberían dirigirse hacia los sistemas de interconexión e integración de las renovables e ir abandonando el paradigma de una matriz energética ya obsoleta (distribución desde plantas centralizadas de generación).
Los esfuerzos para desarrollar grandes centrales eólicas y solares de generación deberían redirigirse al desarrollo de sistemas de generación distribuida.
Las grandes centrales deben ser solo un complemento, localizarse solamente en ubicaciones donde el potencial del recurso renovable sea muy grande y aprovechar principalmente la superficie de terrazas y techos en lugar de situarse en suelos que podrían tener otros usos.
Sobran los dedos de nuestras manos y pies para contar las empresas EPC de proyectos de cierta envergadura del sector renovable a nivel mundial.
Estas empresas son itinerantes. Aterrizan en los países con gran potencial dónde se levanta la veda.
En Europa los principales países del itinerario fueron España, Francia, Italia y ahora Reino Unido.
En Latinoamérica fueron por Chile, Brasil, México y ahora Argentina.
El mito de que este tipo de proyectos genera gran cantidad de puestos de trabajo estables es falso. El trabajo es intensivo solamente en el momento de la construcción. Luego la operación y mantenimiento de estas plantas es relativamente sencillo y se realiza de manera remota con muy poco personal sobre el terreno.
No estamos en contra del desarrollo de centrales de generación renovable, lo que manifestamos es que el paradigma de matriz energética es el que ya está obsoleto.
El recurso renovable genera energía en el lugar dónde está disponible. Si lo aprovechamos allí, evitamos todos los gastos y eliminamos todas las pérdidas de energía inherentes a la distribución de esa energía.
La generación de trabajos estables y el desarrollo de un sector económico renovable sostenible van de la mano de la generación distribuida y del desarrollo de la figura del prosumidor (residencial, industrial y servicios).
La energía solar es la renovable ideal para la generación distribuida porque es la que tiene el mayor nivel de integración al entorno urbano.
Los países que adopten las siguientes medidas para conseguir la matriz energética del futuro, harán su economía más competitiva:
• Estimular la adquisición de dispositivos eficientes (financiación especial, exenciones impositivas) o gravar con impuestos la adquisición de dispositivos que no lo son
• Eliminar aranceles a la importación de insumos para equipamiento renovable que no puedan fabricar en el corto y mediano plazo y enfocar el esfuerzo industrial en el montaje del insumo importado complementado con insumos de materia prima local
• Dar prioridad a la generación distribuida y a la creación de prosumidores por sobre el desarrollo de grandes centrales de generación
• Invertir en infraestructura energética de interconexión e integración de las renovables y abandonar paulatinamente la matriz energética obsoleta (grandes centrales de generación – distribución).
Es un proceso largo pero, como todo gran viaje, empieza dando un paso.
Los municipios (en energía solar térmica) y las provincias (en energía solar fotovoltaica) tienen potestad para impulsar el desarrollo de la generación solar distribuida.
Existen ejemplos sobre los que se puede trabajar para adaptarlos a cada realidad local e introducir mejoras para evitar los errores cometidos.
En energía solar térmica distribuida, un ejemplo puede ser el CTE (Código Técnico de la Edificación) español. Una mejora a introducir a este referente podría ser la obligatoriedad de un mantenimiento periódico para verificar el buen funcionamiento de la instalación y corroborar que se alcanza la fracción solar exigida.
En energía solar fotovoltaica distribuida, un ejemplo puede ser el régimen net-metering de algunos estados norteamericanos (p.e.: California). En este caso se podría imitar la implementación de las herramientas financieras complementarias (financiación especial, leasing) que han impulsado su gran desarrollo.
Se deben crear las condiciones (estabilidad política y económica) para que los hechos deseados ocurran.
Sancionando leyes no se puede modificar la realidad.
Por ejemplo, si una provincia latinoamericana cuenta desde 2013 con normativa para impulsar la generación distribuida y en 3 años se han conectado 10 sistemas, significa que algo estamos haciendo mal.
Como en todos los aspectos de la vida de cualquier individuo o sociedad, para conseguir logros deben plantearse objetivos (ambiciosos pero a la vez realizables), establecerse plazos y realizar mediciones periódicas para introducir mejoras y corregir errores.
Esto resulta muy difícil si no se adoptan políticas energéticas de largo plazo que sobrevivan al gobierno de turno.
Por ahora, el corto plazo manda.
Es más fácil sentarse a negociar con unos pocos y cortar cintas para la foto, que trabajar en serio y a largo plazo por el interés general.
Energía solar donde quiera que estés con Sopelia.