Cuba es uno de los últimos bastiones que se resiste a adoptar el sistema capitalista.
Esto implica prácticamente la inexistencia de iniciativa privada y como consecuencia de esto una gran deficiencia en infraestructuras.
Lo más habitual es hacer una asociación simplista de ideas de «pocos recursos = deficientes capacidades».
Nada más alejado de la realidad.
Como ocurre en otros ámbitos (p.e.: medicina), en el sector de la energía solar en Cuba hay gente con mucha experiencia y un buen know-how.
Por un lado tenemos la importancia que el cubano da a «tener palabra» y por otro lado tenemos los “tiempos” en los que se mueven las cosas en Cuba y el respeto que hay que tener a la cultura libre de prejuicios políticos.
Cuba necesita dar pasos firmes hacia la independencia energética implementando una serie de iniciativas que sean una apuesta de futuro para contrarrestar los problemas que tiene para abastecerse de petróleo y el perjuicio que esto supone para la economía del país.
En 2012 Cuba poseía en su matriz energética un 4 % de energía renovable y las expectativas son de cubrir el 10% con fuentes de energía limpias para el año 2020.
El uso de fuentes renovables ha ayudado a reducir la presión de las comunidades sobre el ecosistema y la deforestación que provoca el uso masivo de la leña.
En el país actualmente operan 13 parques eólicos y 19 plantas bioeléctricas que aportan 633 y 755 MW, respectivamente, al sistema eléctrico nacional.
La soberanía energética perseguida resulta factible con un potencial de 1.100 MW instalables de energía eólica y el alto grado de radiación solar recibido por su territorio que, ubicado en el trópico de Cáncer, alcanza los 5 kWh/m2 diarios de radiación (1.825 kW/m2 al año).
Las primeras experiencias en incorporación de energía solar han estado unidas a proyectos de electrificación rural. Desde finales de los años 80 y principios de los 90, se inició un programa con el objetivo de llevar electricidad a todas las regiones rurales montañosas y de difícil acceso para mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
Tras el deshielo de relaciones iniciado en diciembre de 2014 por Raúl Castro y Barack Obama y con el proceso de reformas iniciado por Castro en 2008 (creación de la zona especial de desarrollo Mariel y la nueva Ley de inversión Extranjera) el nuevo clima económico propicia el desarrollo de las energías renovables con la presencia de algunas empresas con capital 100% foráneo.
El previsto incremento en la demanda turística para la isla va a producir la activación de la construcción, especialmente de hoteles, impulsando la participación del sector industrial en el desarrollo de las energías renovables.
Cuba estableció el objetivo de 700 MW fotovoltaicos para alcanzar un 24% de renovables en 2030, reducir sus costes energéticos y diversificar su matriz energética actual en la que el 94% de la producción eléctrica se cubre mediante combustibles fósiles (aproximadamente 50.000 barriles de crudo diarios de producción propia + 75.000 importados).
El Fondo para el Desarrollo Abu Dhabi permitirá a Cuba diversificar su matriz energética y potenciar las energías renovables, especialmente la solar y la eólica.
Este fondo, que proporciona apoyo financiero a países en desarrollo, dará soporte a un proyecto de generación de energía solar de 10 MW, que incrementará en un 50% la potencia instalada actual.
También promueve un proyecto progresivo hasta 2017 para desalinizar agua incorporando en las nuevas plantas tecnología fotovoltaica y mini eólica.
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