Aclaración previa: estamos a favor de las energías renovables en general y de la energía solar en particular. Nos dedicamos a eso.
Esto no impide que tengamos una mirada crítica acerca de cómo se está desarrollando el sector.
Haciendo el paralelismo con una famosa zaga, por un lado tenemos a “la resistencia” (particulares y empresas) y por el otro a “el lado oscuro” (administraciones públicas y empresas comercializadoras de energía).
El discurso es que las energías renovables además de ayudarnos a combatir el cambio climático nos proporcionarán la independencia energética.
Nuestro territorio se llena de parques solares y eólicos y cada vez se observan más sistemas fotovoltaicos en los tejados.
Pero la realidad es que el precio de la energía en algunos países se ha casi quintuplicado en los últimos 2 años y que los beneficios del autoconsumo solar, en la mayoría de los países y principalmente en el sector residencial, se desvanecen en peajes y sistemas de compensación poco claros.
En el caso de los sistemas renovables a gran escala todavía resulta poco eficiente el acoplamiento de la energía generada con la red de distribución. Para evaluar su localización, en la mayoría de los casos no se han usado criterios científicos, técnicos, ecológicos, económicos y sociales que minimicen su impacto en el paisaje, la biodiversidad y el modo de vida de los habitantes de los territorios afectados.
En cuanto a los sistemas de autoconsumo solar, actualmente solo resultan interesantes en aquellas actividades en las que las horas de radiación solar coinciden con las horas de consumo de energía.
Haciendo el paralelismo con otra conocida zaga, para superar estos obstáculos debemos encontrar lo antes posible el santo grial: un sistema eficiente y barato de almacenamiento de energía.
Mientras tanto “el lado oscuro” le sigue ganando por goleada a “la resistencia”. Uno de sus integrantes regula el sector con normativa y procedimientos de fijación de tarifas a la medida de los intereses del otro y el otro integrante es un voraz agente de recaudación de impuestos para el primero.
Tenemos otra mala noticia… hacer las cosas como se debería va en contra de los intereses de “el lado oscuro”.
Cómo se deberían hacer las cosas ? Apoyándonos en 3 pilares básicos:
1) Eficiencia energética
Hacer un uso más eficiente de los recursos disponibles se contradice con la idea establecida de que el aumento del PIB es sinónimo de progreso. Implicaría fabricar dispositivos más eficientes desde el punto de vista energético y reducir la obsolescencia planeada de los mismos. En síntesis, utilizar menos recursos y generar menos basura. O lo que es lo mismo, darle prioridad a la calidad ambiental por encima de la cantidad económica.
2) Energías renovables
De los 3 pilares, es el único en el que hay consenso y en el que más avances se han conseguido. El remplazo de los recursos fósiles que producen el efecto invernadero por recursos renovables para la generación de energía está prácticamente fuera de discusión.
3) Generación distribuida
Aquí también se produce el choque de intereses. Generación distribuida es sinónimo de independencia energética y esto no le interesa a “el lado oscuro”. Implicaría menos control, menos peajes, sistemas transparentes o nulos de compensación y menos recaudación de impuestos.
La generación distribuida conlleva la descentralización en células interconectadas de generación y por consiguiente la minimización de pérdidas ocasionadas por el transporte de la energía. La generación de energía está próxima a los puntos de consumo favoreciendo el autoconsumo. Esto se traduce en ahorro de energía, reducción de costes y transparencia del sistema energético.
Utilizando emplazamientos en áreas urbanas e industriales (cubiertas y tejados) cercanos a los puntos de consumo se produciría un menor impacto sobre la biodiversidad.
Lo opuesto a la centralización y el control. Con una red energética centralizada como la actual, la energía se genera en centrales situadas a grandes distancias de los lugares de consumo. Esto requiere de una compleja infraestructura de transporte y distribución. Desde un punto de vista económico representa una alta rentabilidad para sus operadores, pero conlleva un elevado impacto medioambiental y una elevada pérdida de rendimiento (cercana al 20%); motivada por los procesos de transformación necesarios para el transporte de la electricidad.
Es importante el aporte de la energía solar térmica a pequeña escala con un rendimiento que duplica al de la energía solar fotovoltaica.
Muchos países, como por ejemplo España, la han incorporado como requisito indispensable para la obtención de la licencia de obra de cualquier nueva edificación.
Esto es muy positivo, pero lamentablemente podemos afirmar que aproximadamente 4 de cada 10 de estas instalaciones no funcionan correctamente porque la fiscalización se limita a la obtención de la licencia de obra y no a su funcionamiento y mantenimiento posterior; como en el caso por ejemplo de una caldera de gas.
Tanto “la resistencia” como “el lado oscuro” saben que este es el camino.
Pero la primera está dispersa y solo tiene fuerza para encumbrar de vez en cuando algunos personajes mediáticos efímeros y el segundo sigue manejando los hilos en la sombra con el único objetivo de maximizar sus beneficios.
De vez en cuando se reúnen para sacarse una foto y emitir declaraciones de intención vacías de objetivos y planes concretos y asignar partidas presupuestarias millonarias que vaya a saber uno adónde irán a parar. La última fue en Roma en octubre pasado.
Desde Sopelia les animamos a sumarse a “la resistencia” y a seguir luchando contra el cambio climático, cada uno en su ámbito y en su día a día porque como dice un amigo nuestro: no hay planeta B.
Todo lo que necesitas es sol. Todo lo que necesitas es Sopelia.